Del 29 de junio al 22 de agosto Madrid celebró la XXV edición del Festival Veranos de la Villa.
Con veinticinco años de historia los Veranos, como se conoce y denomina popularmente el Festival por los madrileños, es ya parte indisoluble y dinamizadora de la actividad cultural madrileña. La inauguración de esta edición tan especial corrió a cargo del internacionalmente reconocido y afamado guitarrista flamenco, Paco de Lucía que abrió el 29 de junio el Escenario Puerta del Ángel, espacio al aire libre de reciente creación pero consolidado ya para artistas y público después de celebrarse en él, por dos ediciones consecutivas, la programación de las llamadas músicas comerciales como el flamenco, rock, pop, soul, R&B, góspel, jazz, folk, reggae, o raï.
En ese mismo escenario se celebraron 32 conciertos con artistas tan significativos como los españoles Paco de Lucía, Miguel Poveda, Bebe y Diego "el Cigala" o de diferentes nacionalidades, como Adriana Calcanhotto y Marianne Faithfull, The Wailers, Natalie Cole, Patti Smith, Caetano Veloso, Elvis Costello & The Sugarcanes, Nina Hagen, Eli Paperboy Reed, Herbie Hancock, Sinéad O'Connor, o Roger Hodgson con su gira Formerly Supertramp.
Otro gran espacio representativo de la actividad escénica al aire libre en el marco del Festival son Los Jardines de Sabatini. Como ya es tradición, en el espacio ajardinado del mismo nombre, a la vera del Palacio Real, en pleno Madrid de los Austrias, es sede tradicional de una programación dedicada fundamentalmente a la zarzuela y al flamenco. Del 1 de julio al 22 de agosto se ofrecieron al público dos títulos de zarzuela: 12 representaciones de La Gran Vía, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde y 10 funciones de La del Manojo de Rosas, del maestro Pablo Sorozábal. El primero de los títulos programado también como reconocimiento y celebración del centenario de la inauguración de la avenida de su mismo nombre la Gran Vía, arteria principal de Madrid con la que se inicia un moderno urbanismo de la capital y una expansión comercial y cultural a lo largo de su recorrido y en todo su entorno.
En el ciclo dedicado al flamenco en Sabatini, actuaron artistas emblemáticos y de talla internacional como José Mercé, Enrique Morente, Eva Yerbabuena, Mayte Martín y Farruquito, entre otros.
Cabe destacar también los conciertos de fado que se celebraron en ese mismo marco a cargo de dos grandes artistas portugueses de la talla de Carlos do Carmo y Camané.
En esta pasada edición el Festival celebró como actividad de calle y con el título de Veranos en la Calle, 25 funciones dedicadas fundamentalmente a la música clásica y a las músicas del mundo. No sólo el nivel artístico y la originalidad de la programación de calle fueron valorados por el público, también los espacios madrileños donde se llevaron a cabo contribuyeron a realzar la programación y a hacerla un poco más atractiva: la plaza de Oriente o el Templo de Debod son buen ejemplo de esto. Mención especial merece la creación de un nuevo ciclo de 6 conciertos denominado Espacio Fringe, celebrado en el auditorio del parque Enrique Tierno Galván y dedicado a las creaciones musicales más novedosas y jóvenes. Todas las actuaciones fueron gratuitas con una asistencia de espectadores muy por encima de la asistencia prevista para cada concierto. Lo mismo se puede decir del concierto en la plaza Mayor, el 5 de agosto, a cargo de la Orquesta West-Eastern Divan bajo la batuta del maestro Daniel Barenboim. Con un programa dedicado a Ludwig van Beethoven, sonaron para una multitudinaria audiencia de cerca de ocho mil espectadores las sinfonías número 6 -Pastoral- y la número 7.
Como en ediciones anteriores, en esta última hay que reseñar el éxito de las programaciones de cine y la que Titirilandia realizó para los espectadores más chicos. La programación al aire libre se completó con la colaboración y participación de la programación de los teatros públicos municipales y una amplísima representación del sector teatral privado madrileño, con una programación multidisciplinar en la que se podrían resaltar compañías de danza tan importantes como el Ballet Imperial Ruso o el Corella Ballet, programados en dos de los teatros más importantes de la Gran Vía.