Una gran ciudad es vida, ajetreo, lugar de trabajo, desplazamientos, encuentros, ocupaciones, prisas, y muchas veces rutina, falta de tiempo… y lugar también de soledades y desconocimiento de lo que se tiene cerca. Así es la vida urbana contemporánea, con todo lo que eso nos da y a veces nos quita.
Los Veranos de la Villa son una invitación a aprovechar la temporada de estío, en la que de algún modo todo se ralentiza un poco y en la que además nos vemos abocados a vivir más afuera, para tomarnos el tiempo de otros modos de disfrute y de conocimiento. Pararnos a volver a mirar nuestra propia ciudad, quiénes y cómo somos, dónde vivimos, qué aspecto tiene ese barrio al que nunca hemos ido, qué música andan escuchando los más jóvenes, cómo se divierten los más mayores, qué cielo nos cubre.
Al igual que el año pasado, estos Veranos de la Villa 2017 se despliegan por todos los distritos de Madrid, proponiendo actividades que quieren ser una ventana al mundo y a lo que de hecho sucede en la ciudad. Para ello, hemos intensificado la escucha y ampliado nuestra mirada sobre espacios y realidades, así como la red de colaboraciones institucionales y con diferentes agentes e iniciativas culturales.
Madrid es un cruce de realidades, de sensibilidades y subjetividades que nos permite mirarnos y encontrarnos unos a otros. Pero para eso a veces nos hace falta un simple pretexto, una simple insinuación, un contexto o un espacio. Eso quiere ser Veranos de la Villa. Para seguir pensando cómo ser muchos compartiendo un espacio y no dejar de descubrir nuevas maneras de habitarlo. Para seguir deseando y construyendo un proyecto común, que nos permita reconocernos en la diversidad y rehumanizar nuestro entorno.